Las pruebas cutáneas de mayor utilidad alergológica son tres: prick test, prueba intradérmica y prueba epicutánea. Estas pruebas se realizan de forma ambulatoria en las Unidades de Alergología del centro médico por parte de personal cualificado (generalmente el médico alergólogo).
El prick test (prueba intraepidérmica) consiste en la aplicación sobre la superficie cutánea de una pequeña cantidad de un extracto alergénico (habitualmente una gota) sobre la que se efectúa una leve punción con una lanceta de punta corta. Se puede realizar con extractos de aeroalérgenos, alimentos, medicamentos, himenópteros y cualquier otro alérgeno que requiera la confirmación de hipersensibilidad inmediata.
Si el paciente es alérgico a alguno de estos extractos, se producirá una reacción de pápula y eritema (similar al habón de la urticaria) en el lugar de aplicación. Pasados entre 15 y 20 minutos, se realiza la “lectura de las pruebas”. Ésta consiste en medir el tamaño de la reacción, comparándola siempre con un control positivo y un control negativo.
La prueba intradérmica consiste en la administración en la dermis superficial de un extracto alergénico en dilución acuosa, introduciendo una cantidad aproximada de 0,1 ml mediante una aguja de calibre fino. Mediante esta prueba se puede realizar una lectura inmediata (antes de 30 min.) y retardada (a partir de 24 horas), para catalogar la sensibilización en función del resultado. La indicación es más específica que en el caso anterior y, salvo algunas excepciones, no debe realizarse con alimentos ni con la mayoría de los inhalantes.
Estas pruebas no están exentas de riesgos, ya que pueden desencadenar una reacción más intensa de lo habitual. Por este motivo deben realizarse bajo la supervisión de un alergólogo.
La prueba epicutánea (test del parche) consiste en la aplicación sobre la piel de uno o varios agentes responsables de reacciones cutáneas de contacto, con el fin de confirmar una respuesta de hipersensibilidad retardada. Por esto el parche se mantiene durante 48 horas y la respuesta se observa hasta 2 días después de su retirada. También se puede realizar con medicamentos, ante la sospecha de reacciones retardadas.
Las pruebas de exposición son el último recurso en el diagnóstico alergológico y muchas veces constituyen un procedimiento necesario para aclarar un diagnóstico de sospecha. Están indicadas para confirmar la tolerancia del supuesto causante de una reacción alérgica, cuando el resto de las pruebas no son concluyentes. En todo caso, corresponde al alergólogo la valoración y el control de estos procedimientos, dado el riesgo de reacción que conllevan.
Según la vía de exposición, estas pruebas pueden ser oculares, nasales, bronquiales, orales o parenterales. Estas últimas (inyectadas por vía subcutánea, intramuscular o intravenosa) se restringen al estudio de alergia a medicamentos.
Todo paciente que vaya a ser sometido a pruebas de exposición debe tener en cuenta que, atendiendo a su derecho de autonomía, debe firmar un consentimiento informado.
El estudio no requiere de preparación previa por parte del paciente salvo la correcta limpieza de la zona de la piel a estudiar.
Debe evitarse el uso de cremas y sustancias irritantes los días previos al estudio y especialmente el mismo día del estudio.
Es conveniente evitar la toma de antihistamínicos 5-7 días antes de realizar las pruebas, en caso contrario los resultados no son valorables.
El estudio no es doloroso para el paciente.
Puede sentirse una pequeña molestia al aplicar o inocular el alergeno. Si se produce una respuesta cutánea al alergeno el paciente puede presentar picor, ardor o quemazón en la zona.
Las molestias desaparecerán en los minutos u horas siguientes. Puede administrarse un antihistamínico para minimizar la reacción al finalizar el estudio.
Por lo general, las pruebas de prick son muy seguras entrañando un riesgo prácticamente nulo de reacción alérgica grave.
Las pruebas cutáneas pueden causar molestia muy leve cuando se punza la piel.
Los test de alergia cutánea son pruebas diagnósticas ampliamente conocidas y utilizadas en el campo de la Medicina ya que aportan información objetiva sobre procesos de tipo alérgico.
Se utilizan para confirmar o descartar si síntomas como erupción cutánea, lagrimeo, rinitis, asma, etcétera, son de causa alérgica o no.
Permiten identificar el tipo de alérgeno para el cual el paciente es alérgico.
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